domingo, 25 de enero de 2015

Quién fue Andreas FABER-KAISER?



Andreas Faber-Kaiser nació en Barcelona, el 5 de abril de 1944 - y murió el 14 de marzo de 1994), escritor, periodista, director de la revista Mundo Desconocido un extraordinario referente en las publicaciones dedicadas al misterio, y director y presentador de programas de radio dedicados a temas no aceptados oficialmente.
Sus viajes de investigación le llevaron a buena parte de Europa, Asia, América y Oceanía, siempre dispuesto a llegar hasta las fuentes de la información y comprobarlas por si mismo; narró esos viajes en libros que sentaron cátedra.


Sus libros:

  1. ¿Sacerdotes o cosmonautas? (1971)
  2. Cosmos-Cronología general de la Astronáutica (1972)
  3. Los Grandes Enigmas del Cielo y de la Tierra (1973)
  4. Jesús Vivió y Murió en Cachemira (1976)
  5. OVNIs: el archivo de la CIA - Documentación y memorandos (1980)
  6. OVNIs: el archivo de la CIA - Informes de avistamientos (1980)
  7. OVNIs: archivos americanos - Documentos militares y de inteligencia (pendiente publicación)
  8. La caverna de los tesoros (1984) [traducción]
  9. Las nubes del engaño [Crónica extrahumana antigua] (1984)
  10. Fuera de control [Crónica extrahumana moderna] (1984)
  11. Sobre el secreto [La isla mágica de Pohnpei y el secreto de Nan Matol] (1985)
  12. Pacto de silencio (1988)
  13. El muñeco humano (1989)
  14. El libro de Enoch [prólogo]


"Los túneles de América", por Andreas Faber- Kaiser

Las gentes de Nan Madoll, Lemuria, hoy estarían en una ciudad intraterrena bajo el MONTE SHASTA

Los indios Hopi afirman provenir de Lemuria.

Los indios hopi afirman que sus antepasados proceden de unas tierras hundidas en un pasado remoto en lo que hoy es el océano Pacífico. Y dicen que, quienes les ayudaron en su éxodo hacia el continente Americano, fueron unos seres de apariencia humana que dominaban la técnica del vuelo y la de la construcción de túneles e instalaciones subterráneas.

Los hopi están asentados hoy en día en el estado de Arizona.


Y en el extremo norte del Estado de California se encuentra el volcán nevado Shasta.


Las leyendas indias del lugar explican que en su interior se halla una inmensa ciudad que sirve de refugio a una raza de hombres dotados de poderes superiores, supervivientes de Lemuria, cultura desaparecida en lo que hoy es el océano Pacífico.

El único supuesto testigo que accedió a la ciudad, el médico Dr. Doreal, afirmó en 1931 que la forma de construcción de sus edificios le recordó las construcciones mayas o aztecas.

El nombre Shasta no procede del inglés, ni de ninguno de los idiomas ni dialectos indios. En cambio, es un vocablo sánscrito, que significa «sabio», «venerable» y «juez». Sin tener noción del sánscrito, las tradiciones indias hablan de sus inquilinos como de seres venerables que moran en el interior de la montaña blanca por ser ésta una puerta de acceso a un mundo interior de antigüedad milenaria.

Notificaciones más recientes de los habitantes de la cercana colonia de leñadores de Weed refieren apariciones esporádicas de seres vestidos con túnicas blancas que entran y salen de la montaña, para volver a desaparecer al tiempo que se aprecia un fogonazo azulado.
Narraciones recogidas de los indios sioux y apaches confirman la convicción de los hopi y de los indígenas de la región del monte Shasta, de que en el subsuelo del continente americano mora una raza de seres superviviente de una tierra hundida en el océano. Pero también mucho más al norte, en Alaska y en zonas más norteñas aún, esquimales e indios hablan una y otra vez de la raza de hombres  que habita en el subsuelo de sus territorios.


En la península del Yucatán, hallaremos en su extremo norte, oculta en la espesura de la selva, una ciudad descubierta en 1941 que se extiende sobre un área de 48 km2, y que guarda en el silencio del olvido más de 400 edificios que en alguna época remota conocieron esplendor.

La ciudad se llamaba Dzibilchaltún. Se trata de una construcción que difiere totalmente de los estilos tradicionales mayas, ofreciendo características arquitectónicas jamás vistas en ninguna de las ciudades mayas conocidas. En el interior del templo —adornado todo él con representaciones de animales marinos— existe un santuario secreto, tapiado con una pared, en el que se encontraba un altar con siete ídolos que representaban a seres deformes, híbridos entre peces y hombres. Seres similares por lo tanto a aquellos que en tiempos remotos revelaron inconcebibles conocimientos astronómicos a los dogones, en el Africa central, y a aquellos otros que nos refieren las tradiciones asirias cuando hablan de su divinidad Oannes.


En 1961 investigadores submarinistas encontraron con varios restos de columnas labradas y con restos de otras construcciones, con lo cual parecía confirmarse que la leyenda del palacio sumergido en el cenote Xlacah.
Este enclave del Yucatán presenta certeras similitudes con las ruinas de Nan Madol, la ciudad muerta del océano Pacífico del que afirman proceder los indios americanos. También allí se conserva una enigmática ciudad abandonada y devorada por la jungla, a cuyos pies, en las profundidades del mar, los submarinistas descubrieron igualmente columnas y construcciones engullidas por el agua.

El Rey del Mundo
En la otra costa de México, ligeramente más al Sur. En Jalisco, y a unos 120 km tierra adentro del cabo Corrientes, cuentan los indígenas que se oculta un templo subterráneo en el que antaño fue venerado el 'emperador del universo'. Y que, cuando finalice el actual ciclo evolutivo, volverá a gobernar la Tierra con esplendor el antiguo pueblo desplazado. Tal afirmación guarda relación con el legado que encierran los pasadizos de Tayu Wari, en la selva del Ecuador.


Las láminas de oro de los Lacandones
En el estado mexicano de Chiapas moran los lacandones; dicen sus antepasados que en la extensa red de subterráneos que surcan su territorio se hallan en algún lugar secreto unas láminas de oro, sobre las que alguien dejó escrita la historia de los pueblos antiguos del mundo. Y se ha establecido la posible conexión de éstas con las cuevas de Los Tayos, en Ecuador.


50 Km de Túnel

En el año 1689 el misionero Francisco Antonio Fuentes y Guzmán no tuvo inconveniente en dejar descrita la «maravillosa estructura de los túneles del pueblo de Puchuta», que recorre el interior de la tierra hasta el pueblo de Tecpan, en Guatemala, situado a unos 50 km del inicio de la estructura subterránea.

A México en 1 hora

En Guatemala, desde la localidad de Santa Cruz del Quiché se puede llegar a traspasar la frontera con México en 1 hora, a través de un túnel dotado de luz, cuyo secreto fue legado en tiempos antiguos por los Dioses que habitan bajo tierra.

 

El Templo de la Luna

Hay un túnel excavado en el subsuelo de una finca situada en los montes de Costa Rica. Nos internamos en una gran cavidad que daba paso a un túnel artificial que descendía casi en vertical hacia las profundidades de aquel terreno. Al final del mismo se halla el «Templo de la Luna», un edificio sagrado, uno de los varios edificios expresamente construidos bajo tierra hace milenios por una raza desconocida, que de acuerdo con sus registros había construido una ciudad subterránea de más de 500 edificios.
 
La Biblioteca Secreta

Y ya bastante más al Sur, en el Oriente amazónico ecuatoriano, se encuentra el sistema de túneles conocidos por Los Tayos (Tayu Wari en el idioma de los jívaros que los custodian), en los que el etnólogo, buscador, aventurero y minero húngaro Janos Moricz había hallado años atrás, y después de buscarla por todo el subcontinente sudamericano, una auténtica biblioteca de planchas de metal. En ellas, estaba grabada con signos y escritura ideográfica la relación cronológica de la historia de la Humanidad, el origen del hombre sobre la Tierra y los conocimientos científicos de una civilización extinguida.

LAS CIUDADES SUBTERRÁNEAS DE LOS DIOSES

Por los testimonios recogidos, a partir de allí partían dos sendas subterráneas principales: una se dirigía al Este hacia la cuenca amazónica en territorio brasileño, y la otra se dirigía hacia el Sur, para discurrir por el subsuelo peruano hasta el Cuzco, el lago Titicaca en la frontera con Bolivia, y finalmente alcanzar la zona lindante a Arica, en el extremo norte de Chile.
De acuerdo por otra parte con las informaciones minuciosamente recogidas en Brasil por el periodista alemán Karl Brugger, con cuyo asesinato en la década de los 80 desaparecieron los documentos de su investigación, se hallarían en la cuenca alta del Amazonas diversas ciudades ocultas en la espesura, construídas por seres procedentes del espacio exterior en épocas remotas, y que conectarían con un sistema de trece ciudades ocultas en el interior de la cordillera de los Andes.

LOS REFUGIOS DE LOS INCAS

Enlazando con estos conocimientos, sabemos desde la época de la conquista que los nativos ocultaron sus enormes riquezas bajo el subsuelo, para evitar el saqueo de las tropas españolas. Todo parece indicar que utilizaron para ello los sistemas de subterráneos ya existentes desde muchísimo antes, construídos por una raza muy anterior a la inca, y a los que algunos de ellos tenían acceso gracias al legado de sus antepasados. Posiblemente, el desierto de Atacama en Chile sea el final del trayecto, en el extremo Sur.
Estamos hablando pues, al final del trayecto, de la zona que las tradiciones de los indios hopi citados al inicio de esta artículo —allá arriba en la Arizona norteamericana—, señalan como punto de arribada de sus antepasados cuando —ayudados por unos seres que dominaban tanto el secreto del vuelo como el de la construcción de túneles y de instalaciones subterráneas—, se vieron obligados a abandonar precipitadamente las tierras que ocupaban en lo que hoy es el océano Pacífico.
Pero la localización de las señales concretas —que existen—, el desciframiento adecuado de sus claves correctoras —que las hay—, así como la decisión de dar el paso comprometido al interior, es —como siempre sucede en todo buscador sincero— una labor tan comprometida como intransferible.
Andreas FABER-KAISER, 1992.

¿Quién fue Josef F. Blumrich?

Josef F. Blumrich nació en el entonces Imperio Austro-húngaro, el 15 de marzo de 1913 - y murió en Colorado, el 10 de febrero de 2002): fue un ingeniero de la NASA.
Se mudó a los Estados Unidos en 1959 para unirse a la NASA y al programa espacial. Trabajó en el Centro Marshall de vuelos espaciales donde se construyó el cohete Saturn V, transbordador espacial del Skylab. Dirigió dicho centro de construcción de la NASA y se alojó allí hasta retirarse en 1974.
Se convirtió en una figura muy conocida, tras publicar en 1974 el libro "Cuando se abrieron los cielos". En él sostiene una teoría que nace de sus conversaciones con el ufólogo y escritor Erich Von Däniken en la cual señala que, en el Antiguo Testamento, el profeta Ezequiel se encontró con una nave espacial y a los miembros de su tripulación.
Profeta Ezequiel:

viernes, 23 de enero de 2015

Los Hopi y Tiwanaku por Andreas FABER-KAISER



Relación entre los humanos y los kachinas

Los indios hopi, en Arizona, afirman que sus antepasados fueron visitados por personas que se desplazaban en escudos volantes y dominaban el arte de cortar y transportar enormes bloques de piedra, así como de construir túneles e instalaciones subterráneas.

De acuerdo con la tradición Hopi, la historia de la Humanidad está dividida en períodos que ellos denominan «mundos», los cuales están separados entre sí por terribles catástrofes naturales:
1. el primer mundo sucumbió por el fuego,
2. el segundo por el hielo
3. y el tercero por el agua. La memoria tribal de los hopi se remonta a la época del tercer mundo, cuyo nombre era Kasskara. Este era el nombre, en realidad, de un inmenso continente situado en el actual emplazamiento del océano Pacífico. Pero Kasskara no era la única tierra habitada. Existía también el «país del Este». Y los habitantes de este país tenían el mismo origen que los de Kasskara.Repentinamente, el «país del Este» desapareció por alguna causa desconocida bajo las aguas del océano, y también Kasskara comenzó a hundirse paulatinamente.

En este momento, los kachinas ayudaron a los elejidos a trasladarse a nuevas tierras. Este hecho marcó el fin del tercer mundo y el comienzo del cuarto.
4. Actualmente vivimos en el cuarto mundo. Y en total, la Humanidad deberá recorrer siete.

Es preciso aclarar que, desde el primer mundo, los humanos estaban en contacto con los kachinas, palabra que puede traducirse por «venerables sabios». 
Se trataba de seres visibles, de apariencia humana, que nunca fueron tomados por dioses sino solamente como seres de conocimientos y potencial superiores a los de ellos.
Eran capaces de trasladarse por el aire a velocidades gigantescas, y de aterrizar en cualquier lugar. Dado que se trataba de seres corpóreos, precisaban para estos desplazamientos de unos artefactos voladores, unos «escudos voladores» —al igual que en las crónicas romanas, al igual que en las crónicas de Carlomagno— que recibían diversos nombres.


La población, de acuerdo con el recuerdo tradicional de los hopi, llegó a la nueva tierra por tres caminos diferentes:
- Los seleccionados para recorrerla, inspeccionarla y prepararla, fueron llevados allí por aire, a bordo de los escudos de los kachinas.
- El gran resto de la población tuvo que salvar la enorme distancia a bordo de barcas. Y cuenta la tradición que este viaje se efectuó a lo largo de un rosario de islas que, en dirección NE, se extendían desde las tierras de la actual América del Sur.
La nueva tierra recibió el nombre de Tautoma, que viene a significar «la tocada por el rayo». Tautoma fue también el nombre de la primera ciudad que erigieron, a orillas de un gran lago. De acuerdo con los conocimientos actuales, Tautoma se identifica con Tiahuanaco, mientras que el lago corresponde al Titicaca, en la frontera actual de Perú con Bolivia.

Posteriormente, un cataclismo convulsionó a la ciudad, destruyéndola, motivo por el cual la población se fue desperdigando por todo el continente. Durante un largo período de tiempo estos hombres procedentes del Pacífico se fueron repartiendo en grupos y clanes por los dos subcontinentes. Algunos de estos clanes iban en compañía de los kachinas, quienes a menudo intervinieron para ayudarles.
DE LA SELVA Sudamericana A LA PARED DE HIELO LAURENTINO

Los hopi formaban parte del grupo de tribus que emigraron en dirección Norte, y sus leyendas recuerdan un período en el que atravesaron una calurosa selva, y un período en el que se toparon con una «pared de hielo» que les impidió el avance hacia el norte, y les obligó a volver atrás.

El ingeniero Josef F. Blumrich, comentando lo sorprendentes que pueden llegar a parecer algunas de estas tradiciones, recuerda que todavía hoy en día siguen vivas a través de diversas ceremonias.

La Ciudad Roja: Palenque

Mucho tiempo después de estas migraciones todavía había clanes que seguían conservando las antiquísimas doctrinas. Estos clanes se reunieron y construyeron una ciudad «de importancia trascendental, que recibió el nombre de "la ciudad roja"», a la que se identifica con Palenque, en el Yucatán mexicano. En dicha ciudad fue establecida la escuela del aprendizaje, cuya influencia todavía puede descubrirse en algunos hopi.

Los maestros de dicha escuela eran los kachinas, y la materia de enseñanza estaba compuesta esencialmente por cuatro apartados:
1. Historia de los clanes;
2. La naturaleza, las plantas y los animales;
3. El hombre, su estructura y su función física y psíquica;
4. El cosmos y su relación con el hacedor.

Tras un posterior período de numerosos enfrentamientos entre las ciudades establecidas en el Yucatán, sus habitantes abandonaron la zona y reemprendieron la migración hacia el Norte. Durante aquella turbulenta época los kachinas abandonaron la Tierra.
Los pocos clanes que han seguido manteniendo vivo el antiguo saber se juntaron más tarde en Oreibi, siendo ésta la razón de la especial importancia de este lugar.

Túneles e instalaciones subterráneas

Tras haber recogido toda la información que le ha sido posible sobre los kachinas, Blumrich llega a las siguientes conclusiones sobre estos seres que, sin ser considerados en ningún momento como divinidades —y esto es importante—, se sitúan en el plano cósmico de injerencia directa en el quehacer humano: tenían cuerpo físico, tenían apariencia de hombres, en muchos aspectos se comportaban como hombres, pero disponían de unos conocimientos muy superiores a los propios hombres.
Poseían artefactos voladores, y un enigmático escudo que rechazaba a los proyectiles enemigos a elevada altura. Eran además capaces de engendrar niños en las mujeres sin mediar contacto sexual. A todo ello hay que sumar las habilidades que los humanos aprendieron de los kachinas, la más importante de las cuales fuera quizás el corte y transporte de enormes bloques de piedra y, en relación con ello, la construcción de túneles y de instalaciones subterráneas.

LOS MENSAJEROS DE LOS DIOSES

Además de lo que afirma Blumrich con referencia a los hopi, que él estudió en profundidad, podemos corroborar algunas de sus constataciones observando las costumbres de sus inmediatos vecinos, los indios zuñi y pueblo, que junto con los hopi forman el grupo de pueblos agricultores de la actual Arizona.

Así, por ejemplo, los zuñi, cuyos templos son cámaras ceremoniales subterráneas, conservan el culto de la serpiente emplumada como deidad celeste, lo que indica el origen mexicano de ciertos elementos de su religión al enlazar directamente con la imagen y culto de Quetzalcóatl (identificado con Kukulkán y Gucumatz) que fue también serpiente emplumada y voladora, corroborando así en cierta forma las narraciones de los hopi que afirman haberse establecido durante un tiempo en el área del Yucatán.

Los mismos zuñi rinden igualmente culto a los katchinas, para ellos mensajeros e intermediarios entre las deidades del cielo y el ser humano. Con lo cual se identifican prácticamente con los seres —emisarios o mensajeros de la divinidad— que en los textos bíblicos actúan bajo el concepto de ángeles.

Otro dato curioso es que este grupo de indios pueblos practican el arte de la pintura en seco, de arena o de polen, frente a sus altares, para las ceremonias religiosas. El origen de este arte es desconocido, y el mismo es practicado igualmente en el Tibet y entre algunas tribus de Australia.
TECNOLOGÍA PUNTA

Pero regresemos a las observaciones que efectúa Josef F. Blumrich, sin perder de vista al hacerlo que se trata de las observaciones de un ingeniero con cargo de directivo de la NASA.

Afirma que los hopi cuentan que los escudos voladores de los katchinas se desplazaban a enormes velocidades gracias al impulso de una «fuerza magnética». En relación con ello, argumenta Blumrich que ni los hopi ni nosotros sabemos de qué se trata concretamente. Y que nosotros, por ejemplo, todavía no sabemos qué es realmente la gravitación. El día en que logremos descifrar este enigma, existirá la posibilidad de que incluso nosotros podamos volar sin limitación alguna.

Cabe recordar sin embargo —volviendo a lo que afirman los hopi— que Jonathan Swift vertió en su obra Los viajes de Gulliver datos astronómicos correctos acerca de los satélites de Marte, que nadie en su época podía conocer y que no fueron corroborados por nuestros astrónomos hasta 150 años más tarde. Swift le hace decir a Gulliver —personaje central de esta obra— que estos datos se los comunicaron los tripulantes de un artefacto volante circular y resplandeciente (como los «escudos» de los katchinas) governado a voluntad por estos tripulantes recurriendo al magnetismo. La fuerza magnética por lo tanto que afirman los hopi que servía para desplazar a sus escudos voladores.

En cuanto al escudo capaz de hacer explosionar los proyectiles enemigos en el aire, recurda Blumrich que los rusos estaban desarrollando hace ya años unos haces de protones capaces de destruir a los cohetes en pleno vuelo, mientras que en los Estados Unidos se estaban realizando ensayos con rayos de electrones parecidos, que tienen esta misma capacidad.

Andreas FABER-KAISER, 1992.